El volcán Villarrica, o Ruka pillañ (casa del espíritu en lengua mapuche), se ubica al sureste y noreste, respectivamente, de los lagos Villarrica y Calafquén, y a sus pies existen varios centros poblados, entre los cuales destaca Pucón con 28.523 habitantes, a solo 15 km de su cima, la que se encuentra a 2.820 m s.n.m. Con su forma cónica casi perfecta que permite reconocerlo desde la distancia, tiene un importante glaciar en su cima, el que se extiende por cerca de 30 km2 y que equivale a cerca de 4 km3 de agua. Es uno de los volcanes con mayor registro histórico de erupciones en Sudamérica y, actualmente, es monitoreado en tiempo real debido a su alta peligrosidad y cercanía a los centros poblados. Por este motivo está clasificado en el N°1 del ranking de riesgo específico de volcanes activos de Chile (Sernageomin, 2023) que ordena los volcanes según el riesgo que representan.
Comenzó su actividad hace unos 650 mil años, en el Pleistoceno Medio, y en su historia han ocurrido numerosas erupciones que han generado diferentes tipos de productos volcánicos, entre ellos flujos de lava, nubes ardientes de cenizas (flujos piroclásticos) y aluviones volcánicos (lahares). Estos últimos han impactado fuertemente a las localidades aledañas, como el caso de Coñaripe, en 1964, el más devastador.
El volcán Villarrica tiene un cráter abierto en su cima, de unos 200 m de diámetro, con fumarola continua y un lago de lava casi permanente, en el cual es usual reconocer cambios en su profundidad, frecuentes explosiones pequeñas y la solidificación de su superficie, por lo que constituye un verdadero laboratorio natural. Un cráter abierto con lago de lava solo se da en 7 volcanes del mundo, lo que, junto a su belleza y fácil acceso, lo convierten en un atractivo turístico de clase mundial con cerca de 17 mil visitantes al año.