Ubicadas a 43 km al norte de la localidad de Quillagua, en una zona deprimida del salar de Llamara, se encuentran 2 lagunas, puquios en lengua quechua, donde surge el agua subterránea. La costra salina de este salar, cuya edad comprende el lapso Pleistoceno-Holoceno, aproximadamente entre 2,6 millones de años y el presente, está compuesta por diferentes minerales, principalmente yeso, calcita y halita, y es consistente con el resultado del análisis químico de las salmueras de los puquios. Este evidencia un predominio de iones de cloro y sodio disueltos en esas aguas, además de una alta concentración de arsénico y boro. Su localización en el desierto de Atacama, lugar donde se registra la mayor radiación solar del planeta, y el hecho de estar expuestas a sus efectos, son la causa de que estas lagunas presenten una alta tasa de evaporación. Además, en ellas es posible encontrar dos complejas comunidades de microorganismos: los tapetes microbianos y los domos evaporíticos, ambos sistemas formados por sales de yeso y microorganismos que se desarrollan en condiciones ambientales extremas.
El salar de Llamara es uno de los pocos sitios en Chile con presencia de este tipo de comunidades microbianas, y ha sido estudiado tanto desde el punto de vista biológico como hidrogeológico e hidrogeoquímico. Estos estudios proporcionan valiosa información acerca de la vida en ambientes extremos, dando así luces respecto del origen de la vida sobre la Tierra.
Actualmente, las aguas subterráneas del salar son explotadas por la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), y son objeto de un plan de monitoreo y alerta temprana para que las extracciones no impacten negativamente en los niveles de agua de los puquios.